Perrochaval, incansable y permanente merodeador de espacios que no le pertenecen pero le sientan como propios. Actor de espíritu transgresor y rebelde que reconoce solo sus propios límites.

Un auténtico Perrochaval trasciende dejando huella sin reflejar el paso del tiempo. Saberse atemporal lo mantiene actual y constante en su esencia revolucionaria. Así se resumen los genes de la

especie, simple y jugada como la marca del perro en una pared, ese es su manifiesto, que se expresa en cada trabajo, cada decisión, cada estrategia, con la misma armonía transgresora.